Una derrota de futuro
El Manchester City abatió al Madrid por una cuestión de detalles y eficacia, pero la cara blanca fue bien diferente. A algo tendrá que agarrarse en este momento de zozobra.
Aunque acabara perdiendo, el Madrid no se pareció en nada al que jugó contra el Celta. Esa fue la mínima retribución que se lleva Xabi Alonso, mínima a día de hoy porque de cara al futuro puede tener efectos positivos. Nadie lo puede saber. El Manchester City abatió a su equipo por una cuestión de detalles y eficacia, pero la cara blanca fue bien diferente. A algo tendrá que agarrarse en este momento de zozobra.
La avalancha de ausencias condicionó el once de Xabi Alonso. Valverde se vio obligado a volver al lateral derecho, Ceballos contó con su enésima oportunidad y Rodrygo irrumpió en la derecha. La titularidad del brasileño fue una apelación directa a la memoria de sus éxitos contra el City, de carácter sentimental, pero también racional. Xabi sabía que iba a haber espacios para correr y se decidió por la conducción del brasileño. Además, el técnico no quiso arriesgar, con toda lógica, con Mbappé y apostó por Gonzalo. Una vuelta a la idea primigenia, aquella que empezó convenciendo en el Mundial de Clubes.
La puesta en escena contra el City dio la razón a Xabi. En un contexto propicio, cobijándose en 1-4-4-2 arropadito en un bloque medio-bajo, el Madrid saltó a la yugular del City en las transiciones. Los de Guardiola no dominaron la escena con el balón y su repliegue dejó mucho que desear. Con un fútbol desde las tripas, más enérgico que concienzudo, el Madrid recordó al de Ancelotti. Y tuvo su premio con el gol de Rodrygo. Se sintió desahogado en ataque y ordenado atrás, con Gonzalo y Vinicius, más el primero que el segundo, dispuestos en la presión. El encargo era que Nico no recibiera a sus espaldas, y cumplieron con el cometido.
Pero los detalles y la falta de oficio fueron esta vez a la contra del Madrid. El City no lograba que su juego tuviera profundidad y solo era capaz de proyectarse a través del uno contra uno de Doku. Aun así, se sacó una remontada de la nada después de dos concesiones recriminables del equipo blanco. Con Haaland eso es un sacrilegio. Hasta en eso, en los pequeños detalles, el Madrid ha cedido su jurisprudencia.
La segunda parte tuvo un desarrollo diferente. El peligro del Madrid en el contraataque y su visceralidad no se difuminaron del todo, pero al mismo tiempo se desarregló en la recuperación. Xabi, quizá, se precipitó en el cambio de Gonzalo por Güler, que no sentó bien a la combustión del equipo. Y retrasó el de Ceballos, que otra vez pasó de puntillas por el partido. Brahim tampoco terminó de alterar el guion del encuentro pese a la acumulación de ocasiones por insistencia. Bajo ese relato, el City trató mejor su posesión, se corrigió en los retrocesos y se apoyó en el magisterio de Doku en el regate para salir. Tremenda actuación del extremo belga, al que no se le adivina techo. Así Guardiola logró retener el botín, con su equipo finalmente acunado en el área y orientado a un ejercicio de resistencia del que salió airoso.
La derrota no debería provocar ninguna consecuencia inmediata en el Madrid. A nivel clasificatorio, tiene margen de sobra para asegurarse estar entre los ocho primeros. En el plano futbolístico, dio la cara ante el City y cayó sin merecerlo como otras muchas veces fue al revés. De cara al futuro, le puede ser útil. El problema es que en el Madrid, el equipo al que solo le vale la victoria, la imagen no es suficiente.
Actitud en el repliegue
La doble intervención de Courtois en la primera parte fue una transición rapidísima del City en la que el Madrid, al menos, no se desconectó. Hubo balance defensivo, aunque Haaland acabara rematando. Gonzalo fue el primero que bajó.
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