Un triunfo con alma siempre vale más

Vistos los precedentes de los últimos años, en los que la falta de carácter ha engullido al Barça muchas, demasiadas, noches, era difícil dar mucho por un equipo que perdía 1-0 en el volcán de El Sadar y que iba a jugar 60 minutos sin su estrella, Lewandowski, expulsado por Gil Manzano, que sumó al polaco y Piqué en su colección de estrellas expulsadas del Barça. En 2017 ya había echado a Neymar y Suárez y en 2021, a Messi (única expulsión de la carrera del argentino). Esta vez el Barça se revolvió contra su destino y se puso en pie con orgullo. Dio el golpe con el 1-1 de Pedri y luego mezcló bravura con inteligencia táctica. El Barça supo cada vez mejor qué hacía en el partido y Osasuna dio la sensación contraria. Se perdió. Xavi terminó dándole el golpe de gracia jugándosela con De Jong en el puesto de central. El holandés telegrafió un pase que Raphinha, otro de los cambios, le puso la guinda con una parábola genial con la cabeza.

Mientras el Madrid miraba a Qatar en Vallecas, el Barça se bajó al fango en Pamplona y se fue al Mundial con una sensación muy dulce, que hace olvidar en parte el imperdonable batacazo de la Champions. Obligado como está a ganar la Liga para salvar el año de las palancas, el Barça al menos tuvo arrestos esta vez de levantarse de la lona. Un triunfo con alma siempre es más que un triunfo.

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