Un porvenir cargado de ilusión

El balonmano es uno de los deportes más prolíficos en España. En cada gran torneo, los Hispanos son capaces de estar en la lucha por las medallas, y casi siempre se vuelven con un metal colgado del cuello. Hay una base por detrás para que los séniors logren esas conquistas. Etapa por etapa, los juveniles sueñan con ser el relevo algún día de los Cañellas, Maqueda, Guardiola… todavía presentes, aunque en el tramo final de sus carreras. Incluso con algunos, como los Dujshebaev, Álex y Dani, entre otros, podrán coincidir. Es más, ya lo han hecho, concretamente los hermanos Cikusa, Djordje y Petar, y no sería de extrañar verlos a alguno de ellos en el Europeo de Alemania.

Ellos son los grandes exponentes de una generación juvenil que conquistó el pasado verano el Mundial a lo grande. No fue casualidad, porque ya lograron el Europeo el año anterior. Una gran parte se encuentra ya en Asobal, entrando en rotaciones, jugando minutos. Son el futuro de España, unos adolescentes especialmente altos, los extremos incluidos, que lograron un hito inédito para el balonmano nacional y además contra Dinamarca, el coco, sea la categoría que sea. Un presente de mucho nivel. Recuerden los nombres de esta generación, que en el ciclo olímpico hasta Los Ángeles 2028 serán cada vez más habituales. Hay futuro. Hay ilusión.

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