Un matrimonio frustrado
No se puede considerar un fracaso el periplo de Messi en París. A nivel económico, a nivel global, y a nivel de marcas, su impacto fue incomparable...
Recuerdo el día en el que el PSG oficializó el fichaje de Leo Messi como si un seísmo hubiera paralizado Francia por completo. Su llegada a París puso a la liga francesa en el escaparate. Se llegó a retransmitir un partido del PSG en abierto en España. Todo parecía encaminado hacia la gloria, pero los matrimonios no siempre salen bien.
El argentino, tampoco el PSG, supo adaptarse a su nueva vida. Francia tampoco le entendió o no quiso entenderle. Los resultados, a pesar de saldarse su periplo con tres títulos, ninguna Champions, decepcionaron. Y, aunque Qatar consiguió llevarle al Mundial como jugador parisino, celebrando su título conquistado en Lusail, ambas partes no se entendieron.
No se puede considerar un fracaso el periplo de Messi en París. A nivel económico, a nivel global, y a nivel de marcas, su impacto fue incomparable al de cualquier otro jugador que haya pisado el fútbol francés. Incluso su salida le permitió a Qatar darse cuenta de que el proyecto tenía que dar un viraje total. Dejó de coleccionar grandes cromos para dar cabida a jugadores que potenciaran el colectivo. Y así solidificó la obra maestra que le llevó a ganar la Champions este año.
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Sería osado decir que el PSG necesitó que se marcharan Messi, Neymar y Mbappé para ser el mejor equipo de Europa. El argentino no tuvo suerte en París y el club, cuando llegó, era un castillo de naipes. Hoy ambos se reencuentran. En Francia se ha vendido el partido como una venganza. Pero el PSG, y Messi, no está para pensar en venganzas, sino en acreditar que sigue siendo el mejor equipo de Europa.
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