Un Barça inadmisible y un Xavi perdido

El Barça le ganó al Celta e incluso sigue líder milagrosamente de LaLiga, pero transmitió unas sensaciones penosas en vísperas del Inter y del Clásico, lejos de esas ínfulas de excelencia que, metidos en su urna de cristal, transmitieron Laporta y Mateu Alemany en la Asamblea de socios sólo unas horas antes. En vez de ir a más pese a su millonaria inversión, y como si se le empezase a ver el cartón, el equipo pierde gas partido a partido. Y hasta minuto a minuto. Xavi parece tener unas ideas prepartido que el equipo interpreta siempre con una puesta en escena decente al inicio. Luego se deshace como un azucarillo.

El partido del Barça, desde su estrella, Lewandowski, hasta su responsable técnico, Xavi, fue inaceptable. Se lo salvó Ter Stegen con varias paradas espectaculares en los últimos minutos, pero eso no puede esconder que, más allá del talento de Pedri y la voluntad de Gavi, el equipo ha ido perdiendo el fuego con el que empezó la temporada (después del parón ha caído física y tácticamente) y su entrenador se ha perdido.

Xavi no tuvo ni idea de cómo parar en el campo al equipo en los últimos minutos cuando el Celta se le estaba montando encima. El Barça transmitió una imagen preocupante de falta de grandeza. La pizarra aguanta a Xavi cuando habla en las salas de prensa, pero la práctica de los partidos le pone en problemas.

El Barça le acabó ganando al Celta, pero su partido fue inadmisible y su entrenador pareció dubitativo en vísperas de la semana más importante. Y este año no juegan Yusuf Demir, Ilias, Abde, Jutglá, Braithwaite. Están Ferran (55 millones más siete), Dembélé, Lewandowski (50), Raphinha (58). El Barça no espera a nadie. No caben excusas.

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