Último duelo en el viejo OK Corral
El de esta noche será el último Clásico en el Camp Nou en algún tiempo, el que lleve reconstruir el coliseum blaugrana. Aunque todos los Barça-Madrid tienen algo que los uniformiza y convierte en choques de alto voltaje, la Copa adquiere una tonalidad distinta. Por algo es la competición decana. En la Copa se empezó a construir a principios del siglo pasado este recurrente duelo que ha acabado por convertirse en el Clásico entre los Clásicos, en el indiscutible mayor espectáculo del mundo balompédico.
Quizás todo arranque del año 1943, con aquella sospechosa goleada en la vuelta del Bernabéu (11-1) culminada con un altercado de orden público que llevó a Francisco Franco a disolver las directivas de ambos equipos, o de la Final de las Botellas del año 1968 en el estadio madridista, con victoria azulgrana para purgar sus males ligueros y que se saldó con la prohibición de llevar los envases de vidrio en los estadios, utilizados como material bélico. Dos años después lo que volaron fueron almohadillas sobre la cabeza de Emilio Guruceta en el Camp Nou tras pitar un penalti contra los locales dos metros fuera del área. Por suerte nos hemos ido civilizando y hoy las diferencias se solventan en el campo, los medios y si se tercia en algún juzgado. Es como un duelo en OK Corral pero sin balas, botellas o almohadillas. Solo uno de los dos equipos quedará en pie.