Tchouameni da clases intensivas de español
Las redes sociales se inundaron ayer de mensajes plagados de estadísticas que reflejaban el partidazo de Tchouameni en Balaídos. Fue el jugador de la tropa de Ancelotti que recuperó más balones, el que hizo más intercepciones, el que ganó más duelos, el que hizo más despejes y ningún jugador del Celta fue capaz de regatearle. Además, lideró la contra del 1-3 que acabó en el golazo de Vinicius tras la asistencia de Modric. Todo eso dicen las estadísticas, que son valiosas pero que a veces despistan. Lo importante es la personalidad con la que jugó. La terapia de Ancelotti tras su debut gris como titular en Almería surtió efecto. En Vigo vimos al Tchouameni por el que el Madrid pagó 80 millones al Mónaco este verano. Un digno heredero para la leyenda Casemiro.
Pero hay cuestiones fundamentales en el acierto de un fichaje que tampoco aparecen en los estudios de laboratorio. Hablemos de la persona. A sus 22 años, el joven Aurélien ha aterrizado en el Madrid con una humildad y un compromiso que precisamente recuerdan mucho a la llegada de Case a Valdebebas en el invierno de 2013. Desde el primer día decidió que debe comunicarse lo mejor posible con sus compañeros, con los empleados del club y hasta los aficionados. Tchouameni, francés de origen camerunés, se ha decidido a aprender el idioma español por la vía rápida. No quiere decir “oui” a todo, como suele ocurrir cuando te cuesta entender otra lengua ajena a la tuya. Pues que sepan que desde que regresó de Estados Unidos da clases de español tres días a la semana con un profesor particular. No se lo pidió el club. Fue petición suya. Esto habla muy bien de Aurélien. Habemus gran fichaje.
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