Tan duros como el ‘Ferru’
David Ferrer y su mensaje de que todo es posible ha calado en una tropa fiel, que se ha sobrepuesto a la baja de Carlos Alcaraz.
España jugará por su séptima Ensaladera. Con un hombre en el banquillo, David Ferrer, y unos tipos tan duros como él que se han rebelado contra un destino que, con la baja de Carlos Alcaraz, parecían enfilar hacia una eliminación temprana. Pero, igual que voltearon en Marbella un 0-2, supieron no amilanarse ante el mejor ranking de la República Checa (tres top-35) y frente a una Alemania con Alexander Zverev, el número tres del mundo. Ferru ha repetido a los suyos que había que creer, como siempre creyó él para sumar a su palmarés tres Davis. Con la base de la tropa que viajó en febrero a Suiza para ganar por 3-1 y que supo salir del atolladero frente a Dinamarca para meterse en la Final a 8 se plantó en Bolonia. Alex Davidovich (14º en el ranking) no estuvo disponible antes, y sin él decidió seguir la guerra. Con jugadores sin nada que perder, y con mucho que ganar cuando se confirmó la ausencia del número uno.
Ferrer siempre se batió el cobre en la Davis, cuando estuvo Rafa Nadal y cuando no. Él es el hombre que fundió en una pista rápida en Austin (Texas) en 2011 a Andy Roddick ante 15.000 espectadores. El mismo que salió por la puerta grande de la Plaza de Toros de Valencia tras tumbar a Philipp Kohlschreiber en cinco sets en 2018. El titán que ganó 11 partidos y perdió sólo tres en la competición por países. Frente al derrotismo, siempre Ferru. A su alrededor ha florecido la magia de Jaume Munar ante Chequia, se recuperó Pablo Carreño para ser el de antes y el pegamento Granollers-Martínez solidificó. Todo es posible, ahora, frente a Italia. Sólo hay que creer.
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