Sócrates insatisfecho
Ayer presentamos en Bilbao el programa del festival Thinking Football Film Festival del que formo parte activa. Desde el 18 hasta el 26 de noviembre se pasarán por la Sala BBK once películas que usan el fútbol para contar historias sociales, películas que tratan la homofobia en el fútbol, la lucha de la mujer o contra el racismo. En el póster de esta edición, la duodécima, se muestra la imagen de Sócrates brasileiro con el puño en alto con la camiseta de aquel Corinthians cuyo lema era “Ganar o perder, pero siempre con democracia”.
No se me ocurre un momento mejor para reivindicar la figura del doctor. El mundo parece resquebrajarse. Convicciones firmemente asentadas, como la no violencia o la igualdad de todos los hombres y mujeres, se ponen últimamente en duda. La percepción es que los malos están ganando terreno, mientras los buenos tienen miedo. En una sociedad cada vez más atomizada, pareciera que cada uno solo vela por lo suyo.
En este contexto, el fútbol se muestra casi siempre ajeno a lo que acontece ahí fuera, como si el estadio estuviera anclado en una isla del espacio-tiempo. Y cuando algún jugador o jugadora da un paso adelante, la furia de los trolls de turno hace que se piensen mucho en volver a dar otro.
Siempre hay excepciones, claro, pero el problema es que siguen siendo precisamente eso, anomalías de un sistema que, por lo demás, parece homogéneo.
El fútbol no puede cambiar el mundo, eso seguro. Pero puede mejorarlo y, sobre todo, puede cambiar la percepción que muchas personas tienen de lo que es ese proyecto común que llamamos sociedad. La única manera de avanzar y salvaguardar las victorias sociales de nuestros padres y madres, abuelas y abuelos, es recordar que cada lucha nos compete a todos. Creo de verdad que en esto jugadores y jugadoras deben ser parte activa, que son necesarios. Es posible que posicionarse les cueste un esfuerzo, a veces incómodo. El filósofo Stuart Mill lo expresó bien cuando afirmó que siempre es mejor ser un Sócrates insatisfecho que un irresponsable feliz.
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