Sinner y Alcaraz, los nuevos reyes

Hay una frase clásica del deporte de competición, que algunas fuentes asignan a Di Stéfano y otras a Luis Aragonés, aunque vaya usted a saber, que sostiene que “las finales no se juegan, se ganan”. Jannik Sinner se tomó tan serio el dicho en su primera final de Grand Slam, que dejó a su rival, Daniil Medvedev, anclado en el primer grupo. El ruso juega finales con asiduidad, pero no suele rematar la faena. Aquí, en Melbourne, ya lleva tres finales perdidas, dos de ellas de forma traumática, rebasado por sus rivales después de haberse adjudicado los dos primeros sets: ante Rafa Nadal, en 2022, y ante Sinner, este domingo. Medvedev tiene un récord de cinco derrotas y una victoria, la del US Open 2021, en grandes finales, lo que también tiene mérito. La línea que separa a un gran jugador, como es el moscovita, y un gran campeón, que es el destino que proyecta Sinner, se resume en un verbo: ganar.

El cara a cara entre ambos, además, es bastante curioso, porque Daniil se anotó los seis primeros duelos, mientras que Jannik ha vencido en los cuatro últimos. Un dato que confirma el aprendizaje y la progresión de este pelirrojo de 22 años, que ha pasado de postularse como una promesa de futuro, a convertirse en una realidad de presente. Su gran cierre de año en 2023 se ha visto refrendado en el Open de Australia, donde ha protagonizado momentazos como la eliminación de Novak Djokovic en semifinales y la remontada en la final. Sinner ya está aquí. Y su desembarco es un aviso para los veteranos del circuito, pero también para los más jóvenes. Carlos Alcaraz, dos años menor, conquistó dos grandes antes que él: US Open 2022 y Wimbledon 2023. Estos madrugadores títulos del español anunciaron una nueva era que, por lo visto en Australia, tendrá que compartir con el italiano. Sinner y Alcaraz son dos nombres para marcar una época. Y quizá otra rivalidad histórica.

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