Sinner desaloja a Djokovic de su casa

Cada uno de los tres campeonísimos del Big Three han tenido un Grand Slam fetiche, unas fortalezas casi inexpugnables en las que han construido récords imponentes y han consolidado gran parte de su leyenda. Si Rafa Nadal ha elevado una marca sideral en Roland Garros, con 14 títulos; Roger Federer convirtió Wimbledon en su jardín, con 8 trofeos. En el caso de Novak Djokovic, su grande más laureado es el Open de Australia, donde suma 10 coronas. Por cierto, de ellos tres, solo el suizo ha perdido finales ante sus otros dos rivales en su torneo bandera, otro argumento, y no el único, que desmonta la predilección de quienes aúpan a Federer como el mejor de la historia, aunque eso es un debate diferente al motivo de esta columna.

Estos datos los he traído para colocar en su debido contexto el triunfo de Jannik Sinner, que ha invadido la casa de Djokovic, allá donde el serbio había ganado antes las 10 semifinales que había disputado y las consiguientes 10 finales, y allá donde encadenaba 33 victorias consecutivas desde 2018. Si a eso añadimos que Nole es el actual número uno y que el año pasado jugó las cuatro finales de Grand Slam, dimensionamos todavía más el mérito de Sinner, que llama con fuerza a la puerta del futuro. Y también del presente. El italiano ya venía avisando desde el último tramo de 2023. El propio Djokovic lo ha sufrido en sus carnes, porque ha perdido tres de sus últimos cuatro partidos ante Sinner. El pelirrojo de 22 años disputará su primera final de Grand Slam, pero sobre todo alerta al circuito, y en particular al otro gran candidato, Carlos Alcaraz, de que él también se siente preparado para abrir una nueva era y heredar el trono de los más grandes. En este 2024, Alcaraz ha dado un paso atrás, y Sinner dos al frente. Antes, eso sí, tendrá que doblegar a Da­niil Medvedev, curtido ya en las finales de Grand Slam, tres de ellas en Melbourne, y campeón del US Open 2021.

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