Sancet, el archienemigo del fútbol moderno
Jugador de oro
Oihan Sancet (24) es un jugador diferente, de los que quedan pocos. En un fútbol moderno que impone el físico y la homogeneidad como mantras inexcusables, lo distinto se debe abrir camino bajo otro nivel de exigencia. A este tipo de jugadores no se les debe coartar la libertad y sí atender a sus peculiaridades. Valverde lo está haciendo con Sancet, tanto en la gestión de minutos por sus recurrentes molestias como por la importancia que le dedica en sus onces. Sabe que cuenta con un factor diferencial y como tal lo trata. El Athletic nunca hubiera ganado al Rayo Vallecano, ni tan siquiera seguramente hubiese empatado, de no ser por la contribución decisiva del navarro. El doblete que firmó es consecuencia del talento, que no se mide ni en kilómetros ni a través de la ciencia. Sancet condicionó al Rayo con su sola presencia. A partir de su entrada en el campo, la presión franjirroja empezó a deshacerse al tener Óscar Valentín que estrechar la vigilancia sobre el mediapunta. Después, Sancet conquistó la remontada con dos definiciones fuera de lo común. Aquí sí merece la pena fijarse en la estadística avanzada para explicar lo extraordinario de su actuación. El baremo de goles esperados —indicador que asigna una probabilidad de que una ocasión sea gol en función de la jugada— le otorgaba apenas una cifra de 0,09. Pero Sancet, atacando el segundo palo en el primer gol y ofreciéndose en la frontal en el segundo, certificó su genialidad con dos remates de extrema dificultad y efectividad al mismo tiempo.
El defensa adelantado
El enorme regalo de partido que nos dejaron el Villarreal y el Girona acabó por todo lo alto con el gol de Ladislav Krejci. A sus 25 años, el central checo de Míchel empieza a cumplimentar lo que se conocía de él. Es un futbolista imponente en el juego aéreo, con valentía para intentar anticipar en zonas alejadas de la referencia de un central y con una reputada salida de balón. Además, como demostró en su etapa en el Sparta de Praga, tiene una relación singular con el gol. De alguna forma, es un defensa con alma de delantero. Ya son dos jornadas consecutivas marcando (Espanyol y Villarreal) y los datos refrendan su actividad en la finalización. Es el segundo central de la Liga que más disparos cada 90 minutos promedia y su campo de calor exhibe su influencia en territorios que suelen ser ajenos a un futbolista de su posición. El Girona ha fichado a un central con recursos variados.
Un colista lógico
A nadie le puede resultar extraño que el Valladolid cierre la tabla de Primera. Todo está cogido con pinzas en un proyecto irreconocible, carente de sentido. Ronaldo no se sabe dónde está y las decisiones deportivas son difíciles de explicar. La caída de Pezzolano tras la debacle contra el Atlético llega tarde porque el entrenador uruguayo no ha sabido cohesionar a un grupo de jugadores que solo pueden competir desde el colectivo. A nivel táctico, el Valladolid es un desastre por dentro y por fuera, con un déficit de autoridad en su propia área que le hace ser el equipo más goleado con 32 tantos encajados y uno de los que más rematan entre las cinco grandes ligas, solo superado por Brentford, Southampton, Las Palmas —Diego Martínez ha acabado con la sangría— y Parma. Ante esa fragilidad crónica, el Valladolid tendrá poco que decir si no se corrige. Pezzolano nunca pudo dar con la tecla.