Sainz rompe el pleno

El fin de semana que falló Red Bull, ganó un español. No fue el español que imaginábamos al principio de la temporada, lamentablemente Fernando Alonso ha pasado del “lovely car” al “undriveable car”. Aston Martin tuvo su peor gran premio del año, justo el domingo que Max Verstappen cortaba una racha de diez victorias consecutivas y su escudería se despedía del pleno con 14 triunfos en el Mundial 2023. Red Bull abrió un resquicio para que entrara otro coche, otro piloto, pero no accedió por ahí el que más veces había tocado a la puerta. Quien se coló por ese agujero fue Carlos Sainz, que logró en Singapur su segunda victoria, tras la conquista del año pasado en Silverstone, su estreno en lo más alto. Ferrari siempre vuelve. Es historia de la Fórmula 1.

El madrileño había encadenado en Marina Bay su segunda pole consecutiva, pero en esta ocasión tenía más visos de éxito que en Monza, cuando Verstappen y Checo Pérez le relegaron a la tercera plaza, en lucha con su compañero Charles Leclerc. Los ‘energéticos’ no estaban tan fuertes esta vez. Y el caballo pudo con el toro. También con los demás, en especial con los Mercedes que acecharon en la parte final de la carrera, un acoso que hizo más grande su triunfo. Sainz no fue el piloto con más ritmo, ni tuvo el coche más rápido, pero compitió con inteligencia para proteger su primera plaza desde el inicio. Su defensa incluyó ralentizar la velocidad para meter a su amigo Lando Norris en la zona de DRS, una maniobra que favorecía al de McLaren, pero también al propio Carlos, que levantó así un muro ante la amenaza de George Russell y Lewis Hamilton. Una lección de genio.

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