Rodrygo, un ejemplo de superación
El brasileño nos ha enseñado que tener una posición económica saneada y ser famoso no te garantiza tener una vida sin altibajos emocionales.
El viernes se celebró el Día Mundial de la Salud Mental y Bellingham, un chaval con una madurez impropia de su corta edad (22 años), recalcó en una carta muy emotiva la soledad que a veces sienten los futbolistas de élite por querer aislarse del ruido exterior como si no fuera con ellos. “Intenté mantener una imagen de atleta macho de ‘no necesito a nadie’, pero ha habido momentos en que me he sentido vulnerable y he necesitado a alguien con quién hablar”. Por ese proceso pasó Rodrygo hace seis meses. Lo confesó a AS hace unos días y me fascinó la alegría con la que el chaval me confirmaba que “ya lo he superado y ahora soy otra persona, estoy feliz”.
Rodrygo nos ha enseñado algo importante que nos afecta a todos. Tener una posición económica saneada y ser famoso no te garantiza tener una vida sin altibajos emocionales. El brasileño es persona, por encima de todo, y tuvo la madurez de afrontarlo con su familia, la gente que nunca le ha fallado, su fe en Dios y, por supuesto, Ancelotti. Carletto siempre supo comportarse con los jugadores como un segundo padre y sus sabios consejos le ayudaron a encontrar la luz al final del túnel. Gracias a todos ellos ahora disfrutamos del mejor Rodrygo, inspirado como se vio en el amistoso de Brasil ante los coreanos del sur. Rodrygo es un nuevo Rodrygo. Un ejemplo a seguir por todos.
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