¡Qué fácil es poner en la diana a Ancelotti!
Es un déjà vu tan previsible como irritante. Cada vez que el Madrid tiene la ocurrencia de perder un partido (afortunadamente, pasa cada bastante tiempo) saltan las baterías mediáticas a la calle apuntando a la cabeza de Ancelotti, como si el italiano fuese culpable de la mala noche de Alaba (reconocida por el austriaco) o de la timidez de Kepa para no salir de la caja en los centros laterales, o de lo dispersos que estuvieron los interiores para ayudar a los laterales en las contras de Lino y Nahuel, o de las tres jugadas grises del derbi que Alberola sancionó en pleno a favor de los anfitriones. El italiano se equivocó en el once (su famoso Árbol de Navidad), como él mismo reconoció tras la derrota del Metropolitano. Pero de ahí a ponerle en la diana y empezar ya a buscarle sustitutos me resulta mezquino.
Los palos a Carletto no aparecieron en el año de la 14, ni cuando su equipo ganó en 16 meses los seis títulos posibles. Me pregunto qué más se le puede pedir a un técnico que ha visto cómo se fue su tapón de la bañera (Casemiro) y tener que suplirlo con Tchouameni, que es una incógnita todavía. O qué puede hacer si se marcha Benzema y el club decide no fichar a Kane ni a ningún 9 top en espera de que el señorito Mbappé deshoje su caprichosa margarita. Encima, se le lesionan Courtois y Militao para todo el curso... Aún así, arrancó con 6 de 6 y reinventó al mejor Bellingham. ¡Déjenle trabajar!