Pogacar cumple el plan

Tadej Pogacar sentenció este domingo el Giro de Italia. Si es que no lo tenía sentenciado ya. El esloveno afrontará la recta final con ventajas abrumadoras sobre sus perseguidores: 6:41 minutos a Geraint Thomas, 6:56 a Daniel Martínez, 7:43 a Ben O’Connor, 9:26 a Antonio Tiberi… Salvo inesperada desgracia, está hecho. Plan cumplido. Pogacar llega a la última semana como tenía previsto, con un colchón suficiente que le permita no sufrir mucho desgaste. Y guardar para el Tour. Este Giro se jugaba en dos frentes. Uno, en sus propias carreteras. Y otro, en las carreteras francesas, a partir del 29 de junio. Hay tiempo sobrado de descanso para que Pogi intente el doblete con garantías. Mucho más con todo el pescado vendido en la última semana de la Corsa Rosa. El recorrido ya era más suave que otros años para seducir a Tadej. Y con dos cronos previas, una anomalía en las grandes, que posibilitaban ampliar la renta.

El remate, por si la maglia rosa no estaba ya suficientemente amarrada, llegó en la etapa reina: esos 222 kilómetros, con cinco puertos y 5.400 metros de desnivel acumulado, camino de Livigno, con el temible Mortirolo por el camino. Pogacar tenía marcada la jornada desde que se presentó el trazado. Los grandes quieren escribir su leyenda en los escenarios más míticos. Y cumplió con el guion al dedillo. A su manera. Un ataque a 15 kilómetros de la meta distanció a sus rivales de la general unos tres minutos más, para establecer una brecha prácticamente insalvable. “Es uno de los mejores días de mi carrera”, afirmó el líder del UAE tras conquistar su cuarta etapa en el Giro, nunca había ganado tantas en una grande, y atar la clasificación. Lo dice un campeón insaciable que ya tiene en su palmarés dos veces el Tour de Francia, dos la Lieja, tres Lombardía, una Flandes, dos Tirreno… Y ahora busca un doblete histórico. De Roma a Niza.

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