Peleteiro busca su nuevo queso
El año pasado leí en una entrevista a Eliud Kipchoge en AS que recomendaba un libro: ‘¿Quién se ha llevado mi queso?’, de Spencer Johnson. El keniano es un atleta sin límites, el único que ha bajado de dos horas en la maratón, aunque de manera extraoficial, así que seguí su consejo. El picor de la curiosidad lo alivié este verano. El libro es una fábula que plantea preguntas como: ‘¿Qué harías si no tuvieras miedo?’. Ayer, cuando escuché a Ana Peleteiro, recordé esa lectura. Peleteiro sostiene que “los cambios dan miedo”, pero, aun así, ha seguido adelante con la singular decisión de abandonar al entrenador que mejor ha sabido exprimir su calidad, y que además es amigo personal: Iván Pedroso. Con el técnico cubano se ha colgado el bronce olímpico de Tokio 2020, otros dos bronces mundiales indoor en 2018 y 2024, dos oros europeos en 2019 y 2024 bajo techo y al aire libre… Ha saltado más que nunca: 14,87 metros, récord de España. Todo con una pandemia y un embarazo por medio.
Peleteiro llevaba cuatro días en boca del deporte español, cuando el domingo anunció la ruptura. Ayer, al fin, reveló su plan: se irá a vivir a su Galicia natal, con su marido Benjamin Compaoré como entrenador, en busca de un equilibrio familiar para su hija Lúa. También para amortiguar el ruido de sus ‘haters’ en redes sociales. Ana es una persona de extremos, temperamental, que genera tanto amor como odio, sin zonas tibias. Nunca rehúye la confrontación, sobre todo si se agarra a causas justas como la lucha contra el racismo. Pero esta vez, dice, ha meditado mucho la decisión. Sin impulsos. No la plantea como una prejubilación a los 28 años, sino con su ambición habitual. Quiere progresar: saltar 15 metros y brillar en Los Ángeles 2028. Puede salir bien o mal. Pero tiene derecho a decidir. Incluso a equivocarse. Ya ha hecho lo más difícil: superar el miedo. En busca de un nuevo queso.