Nunca duden del capitán uruguayo
Valverde está dispuesto a hacer cualquier sacrificio por el equipo. Jugará donde le diga Xabi y públicamente no escucharán una queja del técnico... decida lo que decida. No le busquen la vuelta, Fede es de fiar.
En el Madrid no hay escondites. Y menos en el terreno de juego, que pone a cada uno en su sitio y más en un equipo con exigencias tan extremas. De los pocos nada dudosos, uno es Fede Valverde. Un futbolista que siempre se ha partido la cara por sus compañeros, algo que heredó de Sergio Ramos, Nacho o Casemiro. “Ningún jugador es tan bueno como todos juntos”. Lo decía el legendario Di Stéfano y lo exhibe con su profesionalidad el capitán uruguayo (en la defensa del prestigioso brazalete sólo está por detrás de Dani Carvajal).
Es cierto que para Valverde fue molesto hacer 14.000 kilómetros, entre ida y vuelta, para no jugar un solo minuto en Kazajistán. Pero Fede siempre ha aceptado el rol que le den en el equipo, ya sea como apagafuegos en el lateral derecho (lo hizo varias veces con Ancelotti) o como carrilero triunfal (así dio la asistencia a Vinicius en el gol de la 14 en la final de París). Carletto le daba más libertad y era feliz buscando el gol con sus cañonazos inmisericordes. Pero Xabi lo quiere más cerca de Tchouameni en una posición más sacrificada. Da igual. El León de Montevideo, a sus 27 años, está dispuesto a hacer cualquier sacrificio por el equipo. Jugará donde le diga Xabi y públicamente no escucharán una queja del técnico... decida lo que decida. No le busquen la vuelta. Fede es de fiar.
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