Muriqi y los contemplativos

El Real Mallorca se presentaba en el Bernabéu un año después de regalar su partido de hace un año sin competirlo ni lo más mínimo. El objetivo era esta vez plantar cara, pelear y hacer frente. En la primera mitad, los bermellones cumplieron con ese objetivo adelantándose en el marcador y llegando al descanso con empate a uno.

Muriqi se presentó en sociedad con un gol de cabeza y a partir de ahí empezó a diluirse el equipo mallorquinista, pues del primer gol de un kosovar al Real Madrid en la historia, se pasó a la indolencia que ofrecieron los goles de Valverde o Rodrigo, en ambos casos fruto de sendos eslalom ante jugadores del Mallorca que fueron meros espectadores contemplativos de las acciones que supusieron esos dos goles.

Se acabó el argumento de que el equipo de Aguirre solo recibía goles de penalti, ahora los recibe sin apenas ofrecer resistencia y volviendo a parecerse al Mallorca de hace un año en el Bernabéu.

Nadie discute que el rival es superior a partir del 0-1 pero con la colaboración de un Mallorca que ofreció la posibilidad de dar más hasta que la perdió por el camino en el transcurso del partido.

Para opositar tienes que mostrar oposición, pues de lo contrario te pintan la cara como así fue a lo largo y ancho, sobre todo, de la segunda parte.

Lo del Bernabéu es caso cerrado y habrá que empezar a pensar en el Almería, y también en el Barcelona, que será, de nuevo, cita grande, con la esperanza de que haya menos contemplación y más competitividad.

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