Modric, el arte que no caduca

La buena nueva, ya avanzada por AS hace un par de meses, se hizo oficial ayer para alegría de todo el madridismo militante. Disfrutar de Luka Modric y de su fútbol artístico y comprometido es un lujazo que siempre supo valorar el Bernabéu con el pequeño genio croata. El 10 sigue siendo el único Balón de Oro de una plantilla que lo adora. Incluso los nuevos que van llegando. La prueba la dio ayer Mbappé refiriéndose hacia Luka y casi ofendiéndose cariñosamente con el periodista que le preguntó si no se había pedido el 10 al ser su dorsal habitual con la selección francesa. Es el respeto que se ha ganado Modric del mundo del fútbol durante tantos años de sabiduría con el balón en los pies y de señoría y elegancia fuera del verde.

En esta temporada, y más con la marcha de Kroos, Luka sabe que tendrá oportunidades para seguir luciendo su magisterio una vez asumido ese nuevo rol que le pidió Ancelotti el curso pasado. Con siete títulos y 70 partidos por delante habrá minutos para todos y él sabe mejor que nadie que los aprovechará para volver a reivindicarse con su formidable visión de juego y su innegociable sacrificio por el equipo. Luka se queda hasta 2025. Bueno para el Madrid.

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