Mendilibar, el héroe antihéroe

No le hace falta traje ni libreta. No da lecciones con un rotulador y una pizarra. Tampoco tiene la oratoria de quien considera que sabe siempre más que quien le escucha. Mendilibar desafía al fútbol moderno como Ancelotti y Gasperini, los otros dos campeones de torneos europeos de clubes esta temporada. A veces este deporte es más sencillo en Grecia dirigiendo a un gigante que en Eibar o Vitoria tratando de salvar las habichuelas de clubes que entre jugar en Primera o en Segunda ven la vida o la muerte. Desde hace unos años, Olympiacos es de esos que sabe que el éxito es para el que lo trabaja, no para el que aparenta que lo hace.

Triunfó con Valverde, un Mendilibar con más retórica, y optó por esa misma vía cuando necesitó tirar de la escuela que mejor le funciona, la de los entrenadores entrañables españoles. Son muchos y funcionan muy bien. Bizcochean hasta en el infierno griego. Con cuatro retoques, dando plenos poderes a Iborra y rienda suelta a Podence y El Kaabi -tremendo goleador el marroquí-, Mendilibar fue armando un conjunto cada vez más competitivo. Europa lo sufrió. Remontó un 1-4 ante el Maccabi, dejó en la cuneta al Villa de Emery cuando nadie lo imaginaba y le ganó la final de la Europa League a la Fiorentina favorita. Después, recogió la copa con su chándal y se fue al centro de Atenas a soltar cuatro tacos intraducibles. Así es Mendi el antihéroe.

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