Mbappé, Messi y la crisis de la mediana edad
Perdió y decepcionó el Real Madrid en Anfield, escenario de las numerosas averías que padece el edificio del equipo: multitud de lesiones y, por extensión, déficit de efectivos en la plantilla, inestabilidad en el juego, peor respuesta de los suplentes que en la anterior temporada (Joselu, Nacho, Brahim y Lucas Vázquez) rindieron como leones en la 2023-24-, nostalgia de lo que significaba Kroos y algo parecido al estupor con respecto al desempeño de Mbappé. Llegó con la etiqueta de mejor futbolista del mundo, pero nadie está seguro de que lo sea en el Real Madrid. Por si acaso, Florentino Pérez proclamó en la reciente asamblea del club que no tiene dudas: Vinicius es el mejor del mundo.
Al brasileño le reconfortará la opinión del presidente. A Mbappé le dolerá el orgullo y el alma. Más le vale no ser quebradizo de ánimo, aunque lo parezca. En Anfield trasladó una imagen de jugador penitente, tristón y dubitativo. En la condición de metáfora de tantas cosas, el fútbol reproduce en las carreras de los jugadores las diferentes fases evolutivas de la vida, lo que invita a pensar que, a los 25 años, atraviesa la crisis de la mediana edad. Tiempo de inseguridades y preguntas, muchas sin respuesta.
El caso del astro francés no es inédito, incluso en la gama más alta de los futbolistas. En la temporada 2013-14, durante el año de Tata Martino al frente del Barça, el periodismo y los aficionados se preguntaban por el estado de Leo Messi, que por un momento no parecía el mismo. Con 26 años, Messi se encontraba en lo que se suponía el cénit de su trayectoria. Sin embargo, los números y su imagen en el campo no cuadraba con los sensacionales años anteriores.
Un descenso en la producción de Messi señalaría para cualquier otro una temporada milagrosa. Marcó 41 goles, 28 de ellos en la Liga. Un año antes, en la 2012-13, marcó 60 goles, 46 en la Liga española, números monstruosos que se reeditarían después de su misterioso periodo valle. En la 2014-15, el Barça ganó el triplete (Liga, Copa y Copa de Europa) y Messi sumó 58 goles, 43 en el campeonato español.
Mbappé cumplirá 26 años el 20 de diciembre. No es Messi, pero sí el más acreditado pretendiente al trono del argentino. Con 19 años fue la estrella de la selección francesa que ganó el Mundial 2018. Un año antes, enrolado en el Mónaco, destrozó al Manchester City en los cuartos de final de la Liga de Campeones. En diciembre de 2022 estuvo a punto de ganar por su cuenta el Mundial de Qatar. Marcó tres goles en la final contra la Argentina de Messi. Su trabajoso fichaje por el Real Madrid aseguraba al club un jugador en la cima de su carrera profesional. Era el jugador que más garantías de éxito seguro ofrecía al club desde la contratación de Cristiano Ronaldo.
Anfield representará una pesadilla para Mbappé. Pareció aturdido durante todo el encuentro, justo en el momento donde el equipo más le necesitaba. Sin Vinicius en la alineación, Mbappé reclamaba más atención que nunca. El partido reunía todos los ingredientes para medir su liderazgo futbolístico. Un campo legendario, uno de los rivales más prestigiosos del mundo, el estado de necesidad del Madrid, castigado por las lesiones y por los resultados en Europa… El material, en definitiva, para acreditarse como el jugador que el madridismo esperaba.
Mbappé salió muy debilitado del partido. Falló el penalti en el instante que suponía un cambio de guion en el encuentro y su actuación fue periférica en todos los sentidos. Su gestualidad reveló una profunda frustración, un gran futbolista en estado de crisis total, sometido desde ahora a un escaneo exhaustivo en cada partido, como sucedió con Messi en su breve ciclo melancólico, del que salió de manera apoteósica. Pronto veremos si Mbappé responde de la misma manera.