Márquez acaba como una moto
Marc Márquez ha ganado tres de las seis últimas carreras dominicales del Mundial de MotoGP. La mitad. Un dato para celebrar en 2024 y para soñar en 2025. Marc está terminando la temporada como una moto. En otras dos se subió al tercer peldaño del podio. Y también ha ganado una esprint en el mismo periodo. El próximo curso se subirá a una Ducati oficial, a la misma máquina que ha coronado bicampeón a Francesco Bagnaia, idéntica montura con la que Jorge Martín, desde el satélite Pramac, discute este año más que nunca la supremacía del italiano. Martín, por cierto, ha salido bastante crecido de este GP de Australia, donde llegó con 10 puntos sobre Bagnaia y sale con el doble, 20, gracias a su triunfo en la esprint y su segundo puesto en la larga. Muy buena noticia a falta de tres grandes premios, Tailandia, Malasia y Valencia, que repartirán 111 puntos.
El italiano y el español están varios escalones por encima del resto. Pecco suma 14 victorias, ocho el domingo y seis el sábado; mientras que Jorge totaliza nueve, tres y seis, aunque está al frente por su mayor regularidad. Márquez anda lejos, con cuatro, pero es curioso que sea el tercer piloto más laureado de esta edición, el primero de los humanos. Lo más importante, en su caso, es que se ha reencontrado con el éxito en el Gresini Racing, después de una aciaga racha entre las lesiones y la nulidad de Honda. Ese retorno a lo más alto se produce, además, en vísperas de su desembarco en el primer equipo de Ducati, donde se presupone que dispondrá de las mismas herramientas que el vigente campeón para intentar el asalto a su noveno título mundial. Su final de campaña invita a pensar que en 2025 saltarán chispas dentro de la pista… o incluso dentro de los boxes. Márquez ilusiona. Y Martín, también. Dos vencedores en Phillip Island. Los dos españoles.