Marc Márquez vuelve a disfrutar

Marc Márquez ha pasado del llanto a la sonrisa en 48 horas. De la lágrima nostálgica de disputar en Valencia el último gran premio con el equipo de su vida, el Repsol Honda, con el que conquistó sus seis títulos mundiales de MotoGP; a la alegría de volver a sentirse un piloto competitivo en el mismo circuito Ricardo Tormo a los lomos de su nueva Ducati, la montura con la que aspira a su séptima corona. Los test oficiales de Cheste acogían varias novedades para la temporada 2024, como el desembarco en la categoría del bicampeón Pedro Acosta o el estreno de Luca Marini con la Honda heredada de Márquez, pero nada era comparable al debut de Marc con el equipo Gresini. El ocho veces campeón del Mundo respondió a las expectativas con una relevante actuación que devuelve la ilusión al piloto y al aficionado para el próximo campeonato.

Márquez acabó con el cuarto mejor tiempo, tras haber liderado en algún momento la tabla, pero lo más destacable son las sensaciones. El catalán volvió a disfrutar con una moto. De entrada, no sufrió ninguna caída, y eso ya es mucho decir después de un año en el que ha rodado 29 veces por los suelos con la indomable Honda. Aunque lo más importante son las posibilidades que se abren en el futuro cuando se familiarice con la moto. Su hermano Álex, sexto, hizo ese mismo camino un curso antes. Y Marc ya le ha mejorado. Ningún rival mostró sorpresa por su rendimiento. Todos conocen el talento del campeonísimo Márquez y todos intuían que volvería a divertirse con la Ducati. Ahora ya lo han confirmado. Marc se irá de vacaciones, como el resto de pilotos de la parrilla, y no volverán a encontrarse hasta el 6 de febrero en Sepang. Entonces, sí, con una sonrisa. La misma que dejó ver este martes tras probar su nueva moto. No hicieron falta palabras.

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