OPINIÓN

Lubo, aguanta

Amigo, desde la lejanía todos hemos hecho piña, Atlético, Valencia, Celta y Compostela, para lograr que esta sea tu remontada.

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“¿Qué pasa, amigo, cómo estás?”. Así daba los buenos días Lubo allá por 1995. El búlgaro que llegaba al Atlético tras triunfar en el Valencia, donde ya había demostrado ser un 9 jugón, fijando a los centrales para desahogar tus obligaciones, dándole pausa y criterio al equipo con su fútbol. Penev fue vital para la consecución del doblete de 1996 y, su marcha, al año siguiente, resultó difícil de digerir. Pronto se convirtió en el vestuario del Atleti un personaje genuino, de esas personas que nunca pretendían ser quien no era para tratar de agradar, siempre sincero y mostrando sus pensamientos y sentimientos verdaderos. A López, a Cami (Caminero) y los Llarandi (los utilleros) no tanto, pero a otros nos costó conectar con ese búlgaro de tono cabreado.

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Después del tumor testicular que vivió, Penev era una persona con un mensaje claro tras cada partido, fuese cuál fuese el resultado: “Amigo, no pasa nada, hay que vivir”. Así te decía. Sin regalarte un guiño. Ahora, Lubo, amigo, deseo que en estos momentos difíciles tengas muy presente tu filosofía de vida, agarrándote como lo hacías con aquellos centrales tanques. Desde la lejanía todos hemos hecho piña, Atlético, Valencia, Celta y Compostela, para lograr que esta sea tu remontada. Lubo, aguanta que pronto llegarán esas asistencias en forma de ayuda para que marques el gol de tu vida.

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