Los riesgos de echar cuentas
Una cosa es lo que se dice en la sala de prensa y otra en el vestuario. Xavi anunció la víspera de viajar a Almería que no quería hablar del Clásico de Copa del jueves, que su único objetivo era la Liga, pero fue perder dos puntos el Madrid en el derbi y empezar a hacer cálculos. Quizás por ello decidió reservar la defensa titular, la menos goleada de Europa, con la vista puesta en el duelo del Bernabéu de dentro de tres días. La ventaja parecía lo suficientemente amplia como para aceptar el riesgo que supone distraer fuerzas y efectivos en aras del doblete, aún a costa de no dejar medio rematada la faena liguera. El Almería sin embargo no tiene tiempo para despistarse con complejos de ricos. Solo juega para sobrevivir, de domingo a domingo. Se retiró al descanso con el trabajo hecho.
En la segunda parte, y tras los obligados cambios, el campo se inclinó ya descaradamente hacia el área almeriense, pero faltó casi un pelo de la cabellera de Araújo y de Lewandowski, literalmente, para voltear el marcador. Al final el Real Madrid recortó la distancia a siete puntos y se ha puesto a salivar. Hace ocho años el Barcelona tenía una ventaja de doce en el tramo final del campeonato. La dilapidó en cuatro partidos y acabó ganando la Liga en Granada por foto finish gracias al goal average. Yo ahí lo dejo.