Los jueces aciertan

El primer esprint del Tour de Francia estuvo marcado por la polémica acción entre Jasper Philipsen y Wout van Aert. Es cierto que el primero cierra un poco a su compatriota, pero el principal condicionante es que la llegada estaba en curva. Se podría haber sancionado al belga, sin duda, pero creo que la decisión de pasarlo por alto ha sido la correcta. Eso sí, el velocista del Alpecin debería estar agradecido. Si llega a ser castigado, tendría que haber agachado la cabeza y aceptado la sanción sin rechistar. Mientras tanto, Van Aert sumó otro sinsabor, que se suma al de la segunda jornada, cuando no recibió la ayuda de Vingegaard. El propio director del Jumbo llegó a reconocer que el danés tendría que haberle echado un cable.

Resta mucho Tour todavía, y por ello es preferible tener a Van Aert, un superclase, contento que amargado. Está claro que no es bueno que un equipo tan grande como el Jumbo comience con esos problemas internos. El conjunto neerlandés trata de ser políticamente correcto, pero tiene a dos gallos con los que lidiar. La etapa de hoy, además, supuso el adiós del Tour a España. Fueron tres días de gran ciclismo, y es bueno que una gran vuelta comience con jornadas de dureza. Ese desgaste se notó en la llegada de ayer, y hombres como Cavendish lo pagaron. Mañana los velocistas tendrán una nueva oportunidad, y sólo una gran escapada podría poner en jaque al pelotón.

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