Pasaba por aquí

La WWF y el Clásico

Los aspavientos de Vinicius me recordaron al modo en que los luchadores entraban al ring.

JAVIER GANDUL
Actualizado a

Uno de mis momentos favoritos de La Hora Chanante (o de Muchachada Nui, que no es lo mismo, pero es igual) es de ese sketch en el que Joaquín Reyes parodia a Hulk Hogan y el oxigenado luchador afirma sorprendido que se acaba de enterar de que toda su carrera era una gran mentira. “Podían haberme puesto al menos un pósit en la taquilla”, dice cabizbajo el muchas veces campeón de lucha libre, lamentándose de que no ganó los títulos por sus virtudes, sino por exigencia del guion.

Me acordé de la WWF viendo el Clásico el domingo, al menos dos veces. La primera cuando Vinicius abandona el campo a grito limpio vaya usted a saber contra quién (el míster, los compañeros, él mismo o todos a la vez). Los aspavientos de la estrella brasileña me recordaron al modo en que los luchadores entraban al ring en las veladas de la WWF, que aquí conocíamos erróneamente como Pressing Catch, en esa suerte de rito verborreico y exagerado, que venía a intentar matizar el hecho de que en el ring en realidad no se daban ni un solo golpe. La segunda fue al final del partido, cuando jugadores de uno y otro equipo se enzarzaron ese ballet grotesco que en fútbol se conoce como “tangana”. Unos para adelante, otros para atrás, sujétame aquí, que yo te cojo allá, la escena pareció una auténtica Royal Rumble, de coreografía bien ensayada.

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Yo, que vi el partido con mi hijo pequeño, me sorprendí diciéndole lo mismo que la primera vez que, a título de ejemplo de lo que me gustaba a mí a su edad, enseñé a mis hijos un combate de El Último Guerrero (nada que ver con Julen, la perla de Portugalete): no os preocupéis, todo es una simulación. Porque convendremos que, al igual que el Hulk Hogan de Joaquín Reyes hubiera agradecido un pósit de algún rival explicándole que no volaba por los aires por la fuerza de sus bíceps, como él creía, el aficionado en general del Clásico debe saber que aquello que sucedió no deja de ser sino la celebración lúdica y paródica de una rivalidad. Por eso fueron de agradecer las palabras de algunos de los jugadores que, a la salida del partido, reconocieron como buenos actores que no pasa nada, que todo es ficción, que lo que ocurre en el campo se queda en el campo.

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