La nueva ilusión
Siempre quise ser “la nueva ilusión” de alguien. Ya saben: la típica persona famosa que aparece en el ¡HOLA!, tras haber protagonizado una sonada ruptura, saliendo de un restaurante junto a un misterioso y apuesto tipo. Y el titular bomba debajo: “La nueva ilusión de Pitita”. Me habría gustado ser esa persona, la “nueva ilusión”. Nada sabemos sobre él, solo que parece alto. No conocemos su trabajo (“empresario”, que vale para todo), ni su pasado, ni su edad, ni cuáles son sus intenciones de voto, ni dónde se ve dentro de cinco años. Solo que es la “nueva ilusión” de esa persona famosa. Tiene que ser bonito verte reducido a eso. Como Hugh Grant en Notting Hill. Ser un producto de temporada. Como la palabra ‘aguinaldo’.
Creo que por eso siento cierta debilidad por los fichajes de invierno. Porque son eso mismo: la nueva ilusión de un equipo, de una afición, de una ciudad. Es verdad que algunas de esas gangas duran poco y terminan saliendo caras. Pero, por un instante, abrigan el pelado corazón del hincha durante los fríos días de invierno. Echo mucho de menos esos fichajes navideños, cuando aparecían por Barajas con cara de perdidos, arrastrando un carro de maletas, y luego salían en la portada de AS, junto a un árbol de Navidad, brindando con una copa de cava por un año lleno de títulos. Si ser romántico es un delito, ponedme las esposas.
En el Real Madrid, desde hace tiempo, se considera que fichar en la ventana de invierno es un recurso de mal estudiante, una medida desesperada propia de los que no hicieron los deberes en verano. Muy de cigarras y poco de hormigas. Se cansó de los experimentos con gaseosa, de los Cassano, Gravesen y Lass de la vida. Y tiene su sentido. Pero admito que este año me haría ilusión alguna de esas incorporaciones para aliviar la plaga de bajas. Dormiría mucho más tranquilo con otro central en rotación.
¿No hay un defensa uruguayo que haya brillado en la Libertadores y pueda ser una apuesta de futuro a la vez que un recambio interesante para esta temporada? ¿Una vuelta a casa por Navidad en forma de cesión de Varane, apartado por Ten Hag en Mánchester, no sería acaso un momento bonito y nos daría algo de tranquilidad hasta final de año?
Solo quiero, en fin, una nueva ilusión. Efímera, fugaz y, si me apuras, hasta engañosa. Rezaba Macaulay Culkin en ‘Solo en Casa’: “Bendice esta cena de macarrones con queso para microondas altamente nutritiva y a las personas que la vendieron en oferta”. No todo va a ser pularda y langostinos en Navidad. A veces también se puede encontrar la salvación en unos macarrones con queso de oferta.
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