La nueva era del tenis mundial
La fotografía de Carlos Alcaraz con el trofeo de Roland Garros, su tercer Grand Slam, con 21 años, y el asalto de Jannik Sinner al número uno de la clasificación de la ATP publicada este lunes, a los 22 de edad, confirman la consolidación de una nueva era del tenis mundial, ya sin retorno. Hasta la fecha habíamos presenciado algunos destellos, señales en un camino que dirigía a una meta llamada futuro: el paso efímero de Daniil Medvedev al frente del ranking, las victorias de Alcaraz en el US Open y Wimbledon, el más reciente triunfo de Sinner en el Open de Australia… El Big Three se iba echando a un lado por el paso del tiempo, con Roger Federer retirado y con Rafa Nadal avanzando a su estela, pero Novak Djokovic resistía el inevitable empuje de los más jóvenes con una mano de hierro fuera de lo común. El año pasado conquistó tres grandes, Melbourne, París y Nueva York, y jugó por el título del único que se le resistió en Londres. No era una recolecta que anunciara su final, pero este curso no levanta cabeza y, para colmo, se ha lesionado.
Los rivales no aguardan. Y progresan a raquetazo limpio. Sinner, verdugo de Djokovic en las semifinales de Australia, acaba de desbancarle del trono, con Alcaraz a rebufo, otra vez aupado al número dos. Nole podría ofrecer todavía algún chispazo. De Nadal es más difícil esperarlo, ojalá. Y la generación intermedia aún tiene algunas cosas que decir, como han demostrado con los subcampeonatos de Medvedev en Australia y Alexander Zverev en Francia, ambos en dura oposición en cinco sets. Pero lo normal es que la nueva era que se ha abierto en este primer semestre de la campaña sea ya imparable, el inicio de un nuevo clásico, un mano a mano entre Sinner y Alcaraz para marcar época, como hicieron antes sus inolvidables predecesores.