La Masia, al rescate del Barça ‘random’

Reacción. Un Barça random salvó la papeleta de su estreno en Mestalla en un partido que empezó dando unas pésimas señales, pero en el que terminó creciendo, justamente aquello que se le reprochó tanto a Xavi cuando su equipo se hacía papelillos en las segundas partes. No es una cuestión de comparaciones, pero sí un vistazo a bote pronto. Hay que darle su mérito al Barça, que está mucho más que en obras. Con De Jong, Araújo y Gavi fuera durante un buen periodo de tiempo todavía; Gündogan de baja con un extraño runrún sobre su futuro, Fermín de mini-vacaciones después de los Juegos; Pedri recién reaparecido (con buenas sensaciones, por cierto), y Dani Olmo todavía sin inscribir, el pinchazo en Valencia podía estar en cualquier quiniela con cierta lógica. El partido, además, caminaba hacia el desastre después del 1-0 de Hugo Duro; y un error, uno más, imperdonable, de Ter Stegen con los pies, que Cubarsí le salvó a su nuevo capitán. El alemán venía de intentar hacerle un sombrero la temporada pasada a Hugo Duro que terminó en ridículo.

Nueva remesa. A todo eso se repuso el Barça con dos goles de Lewandowski. Los viejos rockeros nunca mueren y el polaco tiene, además, un compromiso personal y moral con su entrenador, Hansi Flick; y el agente de ambos, Pini Zahavi. Distanciado de Xavi cuando supo que su anterior técnico quería prescindir de él, está lejos ya de ese nivel excelso que alcanzó hace un lustro. Pero el olfato nunca se pierde. El miércoles cumplirá 36 años y se regaló un doblete para demostrar que sigue ahí, en continua reivindicación. Sus goles y otra remesa de chavales de La Masia evitarán que el ruido se haga insoportable en Can Barça hasta el final de mercado. Flick no se arrugó y salió con ‘Los Marc’ en el centro del campo. Bernal es un zurdo fino. Todavía por cocer, pero con el fútbol en la cabeza. Casadó es un multiusos. Un optimista del fútbol que tal vez no tenga una gran jerarquía, pero cuyo motor es el deseo. De esos también hacen falta en un equipo. Por el partido también pasaron Cubarsí, Eric Garcia, Balde, Pau Víctor, Gerard Martín o Lamine Yamal, que no estuvo súper pero apareció otra vez en el agujero que dejó el Valencia para cambiar el partido cuando peor pintaba. Una superpoblación de canteranos que, por un rato, permite olvidar el bochorno que, por cuarto verano consecutivo, le está haciendo pasar Laporta a su gente con el asunto de las inscripciones. Una imagen que hace ver lejísimos que, algún día, el Barça vuelva a ser una referencia.

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