La maldición de la Fiore sigue

Nápoles (Italia)

Tres finales perdidas en dos años (dos consecutivas en la Conference), 23 años sin levantar ningún título, 63 sin ganar uno en Europa. La frustración, la rabia de los hinchas de la Fiorentina está toda en estos números y estas rachas que Vincenzo Italiano estuvo a punto de romper varias veces y no pudo. El técnico tuvo un periplo magistral en las Copas, pero siempre le faltaron suerte y solidez en los momentos clave. Y eso que el entrenador viola, esta vez, no quería malas sorpresas. Optó por alinear un mediocampista más, Mandragora, en lugar de Beltrán, buscando ocupar más la medular y limitar las transiciones del rival. Su plan funcionó en una primera parte en la que apenas concedió una oportunidad, aunque su equipo volvió a mostrar uno de sus principales defectos: la falta de puntería. Belotti, Kouamé, Nico González tuvieron ocasiones que no aprovecharon y, con el paso del tiempo, la Fiore empezó a perder fuelle y también a conceder algo más. Llegar a la prórroga supone darle energías y esperanzas al equipo que más sufrió y que, quizás, menos merecía. La Fiore, a pesar de tener más posesión, el doble de ‘expected goals’ y casi el triple de los disparos cayó ante un Olympiacos que supo aguantar, esperar y finalmente tuvo premio. En el 116′, justo en una de esas transiciones que le costaron ya la Conference de hace un año, los de Florencia sufrieron la jugada que llevó al gol de El Kaabi. Si Mendilibar ya es una leyenda en El Pireo, Italiano cierra su etapa en la Fiorentina con la triste etiqueta de extraordinario perdedor. Llevar a la Fiore a a tres finales en dos cursos tiene un mérito enorme, pero perderlas todas deja un sabor demasiado triste.

La Viola sigue, entonces, sin títulos desde 2001 y con sus complejos en las finales, pero no lloró sola. El Torino, que con su victoria se habría clasificado a la próxima Conference, se quedó sin pase y la Serie A sin la oportunidad de llevar a nueve equipos en las competiciones europeas de la próxima temporada. Final triste para el temporadón del Calcio.

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