La Familia ha vuelto

Goleada terapéutica. Hacía falta como el comer un triunfo de este calibre. Y no me vengan con que Osasuna estuvo muy flojo. Este mismo equipo, muy bien entrenado por Vicente Moreno, le metió cuatro chicharros al todopoderoso Barça de Flick. La cuestión es que el Madrid se une como una roca cuando van mal dadas. Este equipo es campeón de todo por algo. Saben lidiar con las adversidades como nadie y se sobreponen a dos malos resultados con la contundencia de un búfalo. Este 4-0 reconcilia al Bernabéu con su tropa, permite a Ancelotti atemperar las voces discordantes que se empeñan en dudar del entrenador que lleva tres años haciéndonos felices con su colección inagotable de títulos y, además, permite ver cómo Vinicius se abraza a un futuro Balón de Oro con otra actuación para la hemeroteca que deja en evidencia a los colegas de Namibia, El Salvador y Finlandia, que no dieron un solo voto al brasileño. Vini va a responder en el campo y de eso se va a aprovechar este Madrid empeñado en revertir la situación de una temporada que se ha llenado de nubarrones a base de infortunios.

Malditas lesiones. Alguien ha echado un mal de ojo al equipo desde hace tiempo. No es normal tener tantas lesiones y que muchas de ellas sean graves y de larga duración. Militao, que desgraciadamente se va a perder lo que resta de temporada con su rodilla ‘sana’ afectada también por la plaga de los cruzados. Más mala suerte imposible. Y Rodrygo y Lucas dos lesiones musculares a menos de tres semanas de la ‘final’ de Anfield ante el Liverpool. Pues eso unió todavía más al equipo para desesperación de los navarros.

Asencio, muy bien. La Fábrica siempre respondió en momentos de necesidad. Y la lesión de Militao forzó la entrada de Raúl Asencio. Con ese nombre está bendecido como canterano. El grancanario llegó a Madrid con 14 años y ha ido creciendo hasta ser ahora mismo un central solvente y con personalidad. Anuló a Budimir (no chutó una sola vez a puerta el croata). Fue firme y contundente en el cruce. Y dio a Bellingham una asistencia memorable, a la altura de las que nos tenían acostumbrados Fernando Hierro y Sergio Ramos. Asencio ha entrado con el pie derecho en el Madrid. Yo seguiría dándole bola al chaval. Me gusta.

Detalles bonitos. Lo mejor del Madrid fue haber rescatado su espíritu solidario ante un Osasuna que no fue capaz de aguantar lo que les venía encima. Hay detalles que nos trasladan al Madrid campeón del curso pasado. Ese abrazo de todos los jugadores a Asencio para felicitarle por su asistencia para que Bellingham cantase su primer ‘Hey Jude’ de la temporada; ese abrazo sentido de Vinicius a Ancelotti tras su primer gol, reconociendo que siempre le apoyó a muerte; la efusiva felicitación de Bellingham a Lunin por su maravillosa asistencia a Vini en el gol del 3-0; la celebración del brasileño imitando a Brahim (como si fuese un mago), para darle las gracias al malagueño por su robo de balón y su pase medido... Detalles de un Madrid que vuelve a funcionar en el campo como una familia. Esto ya empieza a tener mejor pinta.

La afición feliz. Los dos revolcones sufridos ante Barça y Milan no evitaron que el Bernabéu se engalanase con más de 72.000 aficionados. Y eso que algunos llegaron tarde al partido por culpa de las nieblas matinales del aeropuerto de Barajas. Yo mismo llegué a la cabina de la SER en la foto finish (venía de cenar anoche con la peña de Cala Ratjada). La afición nunca dará la espalda a este equipo, que con el cúmulo de desgracias necesita más cariño que nunca. Ya se sabe que la victoria tiene cien padres y la derrota ninguno. Pues aquí les digo que lo mejor está por llegar. Absténgase los enterradores, por favor.

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