La Pizarra Táctica

La cuenta pendiente de Xabi Alonso

PAUL ELLIS
Subdirector de AS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, empezó en 2011 en la sección del Real Madrid como becario. Después pasó a AStv, donde ejerció la función de editor jefe hasta 2021 y como jefe también de la sección de infografía. En 2021 fue nombrado de redactor jefe de fútbol y en 2022 ascendió a subdirector de AS.
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No es oro todo lo que reluce, tampoco en el Madrid, que no dio la talla en su segunda salida comprometida de verdad de la temporada. Lejos del Bernabéu hace mucho frío. Lo del derbi fue un fiasco mayor, pero en Anfield también salió señalado ante un Liverpool que llegaba con más dudas que certezas. Solo Courtois, encargado siempre de convertir en rutina lo excepcional, evitó un resultado más doloroso y sonado.

Xabi Alonso alineó el once del Clásico. No cabía otra, aunque no le saliera la apuesta. En ese aspecto no se puede decir nada al técnico madridista. Sí sobre el juego de su equipo, de más a menos y con pocos estímulos a los que agarrarse. En la primera parte tuvo en algunas fases cierto control, pero sin profundidad ni personalidad. El Madrid fue incapaz de aprovechar la ventaja individual que tenía Vinicius con Bradley.

Después de la reanudación, se vino abajo. El ajuste de pasar a Camavinga al centro y dejar a Güler en la derecha no lo digirió nunca. Los errores del francés en la posesión dieron alimento a la voracidad del Liverpool en la presión. Mac Allister, Gravenberch y Szoboszlai se adueñaron de la trama, jugaron a lo que quisieron e hicieron llegar el balón a Salah, Ekitike y Wirtz.

En cualquier caso, pese a ese dominio posicional y mayor intensidad, el Liverpool se alzó a través de las acciones a balón parado. El Madrid nunca adivinó, con su defensa en zona, cómo asegurar su área. Su actitud pasiva fue un caramelo para Mac Allister y compañía. Ante esa superioridad, de la que nunca se pudo sacudir el bloque de Xabi Alonso, el Liverpool se hizo acreedor del éxito que alcanzó. En el Madrid desentonaron demasiadas cosas. Extraña fue la floja actuación de Mbappé, no tanto la de Huijsen, en una deriva inquietante.

Desde el banquillo, Xabi Alonso no encontró nunca el arreglo necesario al desaguisado. La entrada de Rodrygo en la derecha, allá donde no quiere jugar, tampoco resultó. Anfield fue demasiado para el Madrid y Xabi Alonso, perdidos ambos cuando el nivel de exigencia sube a las cotas más altas y se juega lejos del Bernabéu. La realidad, a día de hoy, es tozuda, y los títulos se alejan con partidos así. Para lo bueno y para lo malo, es asunto a tratar para Xabi Alonso.

El balón parado

Cada córner o falta lateral supuso una grave amenaza para la sostenibilidad del Madrid. La defensa en zona de Xabi no pudo contener el juego aéreo del equipo red.

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