La crisis llama a la otra puerta

La crisis pintaba fea, pero el Real Madrid la ha revertido en tiempo récord. Una semana después de su lastimosa actuación en el derbi, se impuso con claridad al Villarreal y recibió la inestimable ayuda del Barça, derrotado sin paliativos en Sevilla, después de petar ante el París Saint Germain. En el fútbol, cuando menos lo esperas salta la crisis. Al Barça le toca lidiar con la que asoma. Y no es pequeña.

El Villarreal es el equipo perfecto para medir el estado de sus rivales. Es un equipo de autor, aunque no en el sentido clásico de la palabra. La autoría corresponde a su propietario, Fernando Roig, que ha producido uno de los milagros más notables en la historia del fútbol europeo. Preside el club de una ciudad de 52.000 habitantes, en un entorno que tiene en la Segunda División al Castellón, capital de la provincia. No hay mucho margen para escarbar, excepto las ideas, consistencia y ambición de Roig.

Nadie sabe dónde quedará la crecida de clubs como el noruego Bodo Glimt, pequeño, sostenible y ejemplar. Son ramificaciones del proyecto que el Villarreal mantiene al más alto nivel desde hace 30 años. Este año ha regresado a la Liga de Campeones, donde es un habitual, y todo indica que firmará una temporada magnífica. Ha reunido una gran plantilla, probablemente la mejor de su historia. Además de sólido, el Villarreal tiene ojo de lince para comprar y vender a su debido tiempo.

El derbi. Se insinuaba un partido de alta tensión para el Real Madrid, aquejado de derbititis, enfermedad que deja muy mal cuerpo al equipo que sale muy maltrecho del partido que enfrente a los dos grandes del fútbol madrileño. Los síntomas son evidentes: mal humor y malas caras. Se abrieron fuegos al costado de Alonso que el técnico necesitaba resolver con rapidez.

El Villarreal fue menos de lo que parecía y el Madrid, más de lo que se esperaba después del correctivo en el Metropolitano. Después de la polémica previa con aclaraciones vía redes sociales, Xabi Alonso colocó a Valverde de lateral derecho, que es la decisión más lógica cuando Carvajal y Trent Alexander-Arnold están lesionados. Bellingham permaneció entre los suplentes, como en Almaty, Güler volanteó y Ceballos fue titular por segunda vez consecutiva.

La figura fue Vinicius, que mantiene con Alonso un relato sustancioso desde el comienzo de la temporada. El brasileño ha pasado por varias fases en el campeonato, entre disgustos, fastidios y fogonazos que recordaban al mejor Vinicius. Después de una primera parte demasiado contenida para el gusto del madridismo, el Madrid tiró la puerta en el segundo tiempo. Fue Vinicius el encargado de derribarla.

Reapareció el delantero vitalista que colocaba a los defensas en situaciones límites. En este caso fueron el uruguayo Mourinño, su marcador natural, y Santi Comesaña, centrocampista rescatado por Marcelino, que lo ha transformado en pieza clave del Villarreal. No tuvo su noche. Marcó un gol en propia puerta y cometió el penalti que significó el segundo tanto del Madrid. En las dos jugadas le superó Vinicius.

El partido cambió radicalmente de una parte a otra. El Madrid mereció ganar las dos, aunque su juego resultó un tanto pastoso. Sólo Mastantuono puso algo de picante en el juego. Por lo demás, Courtois hizo uno de sus acostumbrados milagros y Huijsen envió más noticias de su incomodidad en las fricciones con delanteros grandes, fuertes y potentes: Sorloth en el derbi, Onuwa en el partido del sábado.

A la hinchada le entusiasmó la agitación del segundo tiempo, provocada en primer lugar por Vinicius. Se sumó todo el equipo y principalmente Bellingham, feliz en los partidos de alto ritmo y espacio para correr. En el aire quedó la transcendencia de la lesión de Mbappé, justo cuando le tocaba jugar dos partidos con la selección francesa. Veremos si hay lío o no.

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