La coronación de Xavi en Cornellà

Ya antes de Tamudo un tal Lauridsen privó al Barça de una Liga en el Camp Nou en aquel bienio donostiarra que inauguró la década de los años 80. Tiempos de cuitas metropolitanas. Entre Marañones y Solsonas, ya en los 70 solía el Espanyol amargar el derbi al vecino rico que monopolizaba las páginas del Dicen. Venganzas habituales en aquella época de una Liga azulgrana cada 13 años. Con ese aproximado lapso de tiempo llegaría el título de Venables, el número 11 en 52 ediciones. Un lustro después Cruyff inició la aceleración de la historia: 16 Ligas en 33 años con la que ayer sumó el Barça en un deprimido feudo perico, como cerrando el ciclo de cuentas pendientes con su rival ciudadano. Goleada, campeonato y casi descenso en el mismo escenario.

Guardiola, Luis Enrique y Xavi han mantenido desde entonces la continuidad dinástica. ‘La corona es más importante que la propia familia’, dicen que dicen en La Zarzuela. La flor de lis del Cruyffismo es su fútbol ancho y abierto para dibujar combinaciones con escuadra y cartabón en ángulos rectos, obtusos y agudos. Diseños esbeltos y elegantes, pero también sólidos, robustos y funcionales. Cuando hay que ganar por la mínima se gana por uno cero y todos a la ducha. 33 puntos ha sumado así está temporada. Pero cuando llega el día señalado para la coronación hay que hacerlo a la grande. Como este domingo en Cornellá. Nada que envidiar ni a los Borbones ni a los Windsor.

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