La campeona no seduce

La Selección de baloncesto es la vigente campeona del Mundo y de Europa. Además, por primera vez en la historia, también lidera el ranking de la FIBA por delante de la todopoderosa Estados Unidos. Una proeza. El número uno reluce en el basket español, se mire desde la perspectiva que se mire. Pese a ello, ninguno de los tres países organizadores de la próxima Copa del Mundo ha elegido a España para su sede. Filipinas se ha decantado por USA, la pieza mayor. Japón ha optado por la Eslovenia de Luka Doncic, un nombre embriagador. Indonesia, por su parte, escogió a Canadá, un equipo ascendente con figuras de la NBA, entre ellas Andrew Wiggins, número uno del draft. Todas ellas son decisiones comprensibles, pero aun así abren un curioso interrogante sobre el exitoso grupo de Sergio Scariolo. ¿Qué tiene España para ganar sin seducir? Probablemente, la principal razón es la falta de una gran estrella. Un Pau Gasol.

Ricky Rubio es lo más parecido a Gasol, pero sin alcanzar la consideración de otros ases de la liga norteamericana. Ricky fue el líder del Mundobasket de China, coronado individualmente con su elección como MVP. Pero de nada le sirvió la distinción cuando regresó a la NBA, donde entró en una ruleta infinita de traspasos. Y eso que hablamos de un jugador respetado en EE UU. Un ejemplo similar protagoniza este curso Willy Hernangómez, que fue nombrado el MVP del Eurobasket, un torneo en el que dominó precisamente a Jonas Valanciunas, uno de los jugadores que le taponan el camino en los New Orleans Pelicans. El mundo del baloncesto cambia mucho cuando cruzas el Atlántico. Quien juega allí, conoce perfectamente los riesgos. Sin una gran estrella proyectada en la constelación NBA, la fuerza de España es la fuerza del grupo, activada por el mago Scariolo. Y eso, siendo mucho, no cautiva fuera de nuestras fronteras.

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