Jugar con el Barça es como ir al dentista

Joaquín Caparrós lo definió a la perfección hace nueve años: “Jugar con el Barcelona es como ir al dentista”. Los equipos como el Cádiz llegan al Camp Nou con la ilusión de un niño en Navidad. Estos son los partidos que a todos los jugadores les gusta disputar, pero claro, cuando se acerca el duelo eres sabedor de la dificultad que conlleva jugar contra un equipo tan bien engrasado como el Barça de Xavi. Los amarillos, que ya se sentaron en la silla del doctor Barça estos dos últimos años, salieron sin ningún dolor gracias al sumar cuatro de seis puntos, pero lo de este partido fue otra historia.

El plan de Sergio duró hasta el 43′. Minuto en el que Ferran se vistió de Maradona para desarbolar a todo aquel que osó ponerse por delante. Por allí quedaron Arzamendia, Alcaraz y Fali, antes de que Sergi Roberto rompiera la muralla. Tras el segundo gol, de Lewandowski, el Cádiz sabía que la factura iba a ser muy costosa, pero al menos había que intentar reducirla. Y ahí estaba Roger para atestiguar su presencia con un gol en el 57′ que metía a los amarillos en el partido. Gol para todos, menos para González Fuertes, que pitó una falta inexistente de Fali a Ter Stegen. Los minutos finales fueron de acoso y derribo de un Cádiz que pudo meterse en el partido con tres ocasiones, dos de ellas estrelladas en el palo de Lozano y un Chris Ramos que pide a gritos más minutos. Una pena. Aunque por suerte, el dentista ya pasó.

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