Jordan Díaz y el ‘Ataque a los Titanes’

Jordan Díaz se muerde la mano y entra al foso del estadio de París. El gesto es un código para todos los amantes del mundo del anime. Pura magia. Es lo que hace Eren Jaeger, protagonista del manga Ataque a los Titanes, para convertirse en gigante y desafiar a los monstruos de proporciones pantagruélicas que amenazan su mundo. Y eso hace Jordan cuando se pone la ropa de competición y se ve bajo los focos. El risueño atleta cambia su rostro, se pone serio y se transforma en un titán inmenso, que deja sin respuesta a cualquiera que desafíe su capacidad de volar en triple salto.

Jordan ganó con 17,86 el oro olímpico, con dos centímetros más que Pichardo, enemigo irreconciliable de Díaz. El portugués aprovecha cualquier momento para mandarle pullas. Jordan no entra en provocaciones, porque aparentemente es tranquilo y también diferente, como los tocados por una varita mágica. No tiene problemas en reconocer que se va a la cama a las 2 de la mañana (viendo anime o con la PlayStation) y cada mediodía va a la pista de Guadalajara a ensayar sus superpoderes con sesiones de velocidad, saltos y pesas… Un trabajo durísimo del campeón olímpico, que dejó todo atrás en su vida (familia, casa y amigos en Cuba) para convertirse en uno de los más grandes del mundo. El esfuerzo y el sacrificio acumulados los tiene ocultos tras su simpatía y tranquilidad. Hasta que se muerde la mano y activa lo que lleva dentro. Se vuelve un titán.

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