“Illa, illa, illa, nos vamos a Sevilla”

La madrugada del 5 de abril, cuando el cuerpo técnico y plantilla de Osasuna llegaban a la Plaza del Castillo, miles de aficionados rojillos les recibían al grito, de ‘Illa, illa, illa, nos vamos a Sevilla”. Hacía sólo unas horas, en San Mamés, el conjunto navarro había logrado clasificarse para la segunda final de Copa de su historia y La Cartuja esperaba. Quedaba más de un mes, parecía que estaba muy lejos, pero esta aventura maravillosa ya ha empezado. La final de Copa es el único tema de conversación en una Pamplona engalanada para la ocasión en la que cientos de rincones recuerdan esta cita histórica. Son días de nervios, de ilusión, de pasión, de sentimiento, de nostalgia por saber que no podrás compartir esta cita con esas personas que se marcharon demasiado pronto. Son días de alma.

Más de 20.000 aficionados acompañarán a Osasuna en este viaje inolvidable. La distancia entra Pamplona y Sevilla pasa los 900 kilómetros pero ser de Osasuna es un sentimiento y nadie se quiere perder algo así. En avión, en tren, en coche, en autobús o en taxi, como sea, pero hay que estar en La Cartuja. Muchos haciendo un esfuerzo económico pero como no hacerlo, si el equipo de sus amores puede hacer historia en menos de 48 horas. En familia o con la cuadrilla, como sea, pero todos empujando a Osasuna para que el domingo, el equipo que dirige Arrasate aterrice en Pamplona con la Copa. Sevilla ya ha empezado a teñirse de rojo y lo irá haciendo cada vez más hasta el momento del partido. Este color, tan pasional como los aficionados navarros, inundará durante las próximas horas las calles de la bella capital andaluza. Porque cuando un navarro dice algo, no lo dice por decir. Y sí, señores, nos vamos a Sevilla.

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