Gabri Veiga es un talento con gran personalidad
Entrar con veinte años al escenario del Metropolitano ya impresiona. Si además lo haces justo después de recibir el 2-0, llevar la cabeza gacha es el complemento más habitual. No es el caso de Gabri Veiga, un chico al que no le importaría acudir a la gala de los Oscar en bermudas. Su personalidad le permite responder con éxito en las situaciones más comprometidas. Lo hizo hace siete días frente al Cádiz, poniendo música a la hora de la siesta para cambiar los ronquidos por un festival. Y lo volvió a repetir anoche, imponiendo su clase para hacer soñar al celtismo con una remontada heroica.
No fue posible porque las meigas se vistieron ayer de rojiblanco, pero su selló quedó grabado a fuego en el partido. Nada más entrar, zambombazo desde O Porriño para poner en alerta a Grbic. Su gol, al primer toque tras un genial pase de Aspas, subió las pulsaciones de Simeone. Poco después le rompió las costuras a Molina con su impactante potencia en conducción y rozó el doblete con otro disparo lleno de veneno. Siempre que participó, fue para generar peligro. Lleva tiempo llamando a la puerta de la titularidad y ahora parece que la ha derrumbado. Este chico está llamado a triunfar. Apunten su nombre en la libreta del éxito.
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