Fernando Torres, un campeón con la humildad y el respeto por bandera

Han pasado muchos años, pero recuerdo con mucho cariño los primeros entrenamientos de Fernando Torres con el Atlético. No tenía el carnet de conducir y le llevaba José, su padre, una persona educada, callada y muy respetuosa. Ya se vislumbraba que el Niño podría ser una figura y su familia le transmitió unos valores que luego llevó por bandera. El de la humildad y el del respeto hacia compañeros, rivales, hacia su profesión y, sobre todo, hacia los aficionados. Los que tuvimos la suerte de haber visto su evolución como futbolista siempre le admiramos más por lo que ha sido como persona que por lo que fue como jugador. Pocas veces tuvo desplante con algún aficionado. Al contrario, Fernando se pasaba el tiempo que fuese necesario firmando autógrafos a los seguidores. Él soñó con vestir algún día la camiseta del Atlético y supo como nadie corresponder a tantas y tantas muestras de cariño.

El Niño es patrimonio de nuestro país. Campeón del mundo y dos veces de la Eurocopa con España, campeón de Champions con el Chelsea, campeón con el Atlético, con el que pudo despedirse con el título de Europa League, leyenda de una entidad histórica como el Liverpool… Ahora entrena al Madrileño y el futuro dirá si algún día puede cumplir su otro gran sueño, dirigir al Atlético. Tengo devoción por Fernando Torres porque cuando uno habla con él sigue viendo a ese niño con ese carisma y esa cercanía que ha transmitido siempre a pesar de ser una leyenda de nuestro país

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