“Este turco hace cosas increíbles”

La frase no es mía. La pronunció Carlo Ancelotti el pasado mes de julio al tercer entrenamiento de Arda Güler en Valdebebas como nuevo jugador del Real Madrid. A pesar de sus tiernos 18 años, este crío con cuerpo de alevín y cara de ‘niño-niño’, empezó a mostrar ante sus nuevos compañeros un manejo del balón con capacidades fuera de lo normal. Qué destreza para improvisar caños, sombreros, amagos, fintas diabólicas y fantasías inimaginables con el balón en los pies. Carletto alucinó, al igual que su hijo Davide, con las ocurrencias de este talentazo nacido en Altindag (provincia de Ankara) hace sólo 18 años.

El propio Kroos, que coincidió con Güler en esos primeros días de pretemporada, reconoció sentirse impactado. Eso sí, le ha recomendado calma y buena cabeza para asimilar la catarata de elogios. De hecho, el infortunio de las lesiones han colocado a Arda en una situación tan incómoda como inesperada. Era el peor de los escenarios imaginables. Desde su casa madrileña se ha comido las uñas viendo cómo Bellingham conquistaba el Bernabéu con sólo 20 añitos, o incluso a Lamine hacer lo propio con el Barça con apenas 16...

Pero Güler tiene la cabeza bien amueblada, eso me dicen, y sabrá esperar su momento para demostrar que no va a ser un nuevo Hazard ni un nuevo Prosinecki, como ya se jactan algunos maledicentes en las redes sociales. El turco de oro tiene el principal tesoro de un futbolista, el TALENTO, y lo demás vendrá por sí solo en cuanto las malditas lesiones le den tregua y pueda conseguir debutar y disfrutar de minutos para dejar claro que su fichaje fue un acierto pleno. ¡¡Ánimo, Arda!!

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