Estar en Primera, sentirse de Primera
Cuando Asier Garitano escuchaba aquel concepto, solía enarcar las cejas, relamerse y disparar cargas de retranca. “¿Qué es eso de los partidos de nuestra liga? Todos los partidos son de nuestra liga. Y si no, ¿qué puñetas hacemos en Primera?”. Corría el verano de 2016 y el que fue entrenador milagro del Leganés evangelizaba confianza pepinera ante el estreno.
Porque aquello parecía que iba a ser un curso testimonial, paseo por un Olimpo con aspecto paradisíaco, pero amenaza de tortura. Él creía lo contrario. Quería que su proyecto, su Lega, se sintiera de Primera, no sólo que estuviera en Primera. El resultado conjugaba siempre en el mismo verbo: competir. Han pasado ocho años y aquella estrategia de la convicción se ha hecho carne en este segundo proyecto blanquiazul de retorno a la élite.
Los de Borja Jiménez no sólo están en Primera. También se lo creen. Compiten. Cierto, anoche cayeron frente a un Real Madrid que acabó venciendo con rutina de oficinista. Ocurre que hasta el error de Altimira, fueron los locales antídoto de la incomodidad para el vigente campeón de Europa. Había un plan. E iba por buen camino. Al menos en defensa con algún chispazo arriba. Radiografía de un esfuerzo que dibuja al Lega alejado del disfraz de Segunda para sentirse, de nuevo, equipo de Primera. Suficiente para confiar en una permanencia que, por este camino, tendrá bastante de merecida.
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