España se doctora en el Bernabéu
Partidazo mundial.- Brasil festejó el gol del empate final como si fuese la final de un Mundial y acabasen de forzar la prórroga. Eso demuestra el respeto que ha sabido ganarse España en los tres últimos lustros con ese Mundial y esas dos Eurocopas, a las que ahora se ha unido la Nations League. España es élite y la canarinha sabe que los nuestros ya comen en su ilustrada mesa desde hace muchos años. La Pentacampeona se presentó en el magno escenario del Bernabéu con la ilusión de ganar, pero casi se lleva un revolcón. Ese desliz de Unai Simón en el golazo de Rodrygo (el madridista fue el mejor de Brasil hasta que fue suplido) metió en el partido a un rival que durante media hora fue ‘apisonado’ en el Bernabéu. España, a pesar de ese pequeño chasco del último minuto que dibujó las tablas finales, dejó buen sabor de boca y presentó su candidatura para la Eurocopa de Alemania. Con el magnífico juego y la actitud del primer tiempo, nuestra Selección no tiene que temer a nada ni a nadie.
Lamine y Nico.- Ayer les veíamos en la portada de AS junto a Vinicius y Rodrygo. Bien elegidos. El azulgrana se consagró en un escenario grande con una actuación de crack. Y eso con 16 años. Y Nico Williams volvió a demostrar que en la banda es un tormento para los rivales. Los dos optan a ser los mejores extremos de la Euro y el factor desequilibrante de un equipo armado en torno a la sabiduría competitiva de Rodri y la calidad excepcional de Dani Olmo, autor de un gol digno de una gran final. Muchos motivos para sonreír. Sólo un pero: los pitos a Morata. Sabemos el pique que hay en los derbis, pero no tocaba estando España por medio.
Cómo hemos cambiado.- Ver el Bernabéu con más de 70.000 aficionados alumbrando un simple amistoso, por mucho que Brasil siempre tenga un tirón indiscutible, me llevó a recordar cómo ha mejorado el poder adquisitivo de nuestra sociedad y cómo ha ganado con creces el interés del personal por el fútbol. Hace casi 40 años, el 18 de febrero de 1987, acudí al Bernabéu junto a unos amigos del barrio (crecí en Carabanchel) para asistir a un teórico partidazo entre España e Inglaterra, también amistoso. Miguel Muñoz, gloria madridista como jugador y entrenador durante dos décadas, era el seleccionador. En el once titular, cinco del equipo blanco: Chendo, Gallego, Gordillo, Míchel y Butragueño. Y Sanchís jugó en el segundo tiempo. Eran los tiempos gloriosos de la Quinta del Buitre. Podías imaginar que las gradas hubiesen rebosado ante un cartel tan atractivo. Pues no. Apenas estábamos allí 15.000 aficionados combatiendo el frío, de los cuales un millar eran ingleses. El arranque fue falsamente prometedor. Marcó el Buitre para deleite espejístico de mis colegas y de un servidor, que soñaba con un gran triunfo sobre La pérfida Albion. Pero de pronto Hoddle, Waddle, Robson y Beardsley empezaron a carburar para convertir a Gary Lineker en un Haaland del Siglo XX. Cuatro goles como cuatro soles le enchufó a Zubizarreta, que acabó entre silbidos de la bancada vikinga. Pues esta noche sólo había un madridista en el once, Carvajal, y vean el entradón que registró el santuario de La Castellana. Eso demuestra que empezamos a tener cultura de Selección, dejando el resto de camisetas en la despensa. España es el club de todos. O debería serlo. A mí nunca me verán en otra trinchera...
El futuro.- Hay que valorar como merece este 3-3 ante los Rodrygo, Endrick (ojo a este chaval) y Vinicius, que serán la delantera estrella de Brasil en los próximos diez años. De la Fuente ha armado un gran equipo. En Alemania lo veremos.
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