El tren de Mbappé
Se suele decir que hay trenes que pasan una sola vez en la vida. Es una manera de expresar que hay momentos en los que se presenta una oportunidad que no se puede desperdiciar, porque no volverá. En la antigüedad se representaba la figura de la ocasión como una mujer completamente calva excepto por un mechón en la frente. Tipo Ronaldo en el Mundial 2002, para que nos entendamos. De ahí viene el refrán “cuando pase la ocasión, ásela por el mechón” y también las expresiones “la ocasión la pintan calva” y “ganar por los pelos”.
El lunes pasado Christophe Galtier, entrenador del PSG, fue preguntado en rueda de prensa sobre la conveniencia, en estos tiempos de emergencia climática y crisis energética, de desplazarse en avión privado en trayectos cortos. La reacción de Mbappé, que se encontraba a su lado, fue partirse de la risa. No sabemos qué, pero algo le debió de hacer mucha gracia en eso de imaginarse montado en un tren. Animado por el compadreo, el técnico respondió que estaban planteándose viajar en un carrito a vela.
Tras las críticas recibidas, nada menos que del ministro de economía de Francia, de la alcaldesa de París y de los propios responsables de su club, Galtier pidió perdón el martes. “En Francia no se puede hacer humor”, se lamentó. En realidad, sí se puede, es un hecho. Lo que hay que entender es dónde y cómo se hace y quizá, solo quizá, darse cuenta de que no es muy recomendable hacer mofa desde una torre de marfil de un tema que angustia a millones de personas y que amenaza nada menos que la supervivencia del planeta.
La parte buena es que el error de Galtier y Mbappé ha servido para que el tema se ponga sobre la mesa. Otros clubes tomarán cartas en el asunto y plantearán una gestión más sostenible de sus viajes. Quizá no porque realmente les preocupe el planeta, pero sí su reputación, eso que Galtier y Mbappé dilapidaron con sus risas. Simplemente no estuvieron lo suficientemente rápidos, por utilizar una metáfora apropiada. No vieron la oportunidad de subirse a ese tren que pasaba.
Los clubes tienen la tarea de ganarse a la gente. Mostrarse comprometidos en estos tiempos de incertidumbre y miedo es parte de esa tarea. Y digamos que hay lugares a los que no se puede viajar en avión.