El tío Paco dejó un buen legado

Todo el mundo sabe de memoria que Paco Gento es el único futbolista del planeta que puede presumir de tener seis Copas de Europa, seis Orejonas. Muchos saben también que lidera una saga familiar de deportistas ejemplar y difícilmente repetible. En los tiempos del blanco y negro llegaron a jugar juntos algunos partidos los tres hermanos Gento (Paco, Julio y Antonio), sin olvidar a esos sobrinos empeñados en seguir la estirpe (Paco y Julio en fútbol, y José LuisJoe’ y Toñín en baloncesto). El gran referente y espejo de todos ellos fue el tío Paco, que alcanzó la celebridad sin buscarlo. Un héroe sin capa, un pasiego que sólo quería disfrutar de su familia y de sus amigos con la normalidad de un ciudadano más. Odiaba la ostentación, pero les aseguro que ser Presidente de Honor de su Real Madrid fue un orgullo irrenunciable que se llevó en su templado corazón cántabro.

Nos dejó con 88 años, la misma edad con la que mi añorado padre se me fue hace once meses. Es una alegría ver cómo mi amigo ‘Jou’ rinde este magnífico homenaje literario a su tío, del que siempre ha presumido con cariño. Todos hubiéramos querido tener un tío como Gento. Aquellas pachangas familiares con La Galerna del Cantábrico debían de ser antológicas. Llorente nos deja una obra sentida desde lo emocional, pero sin alejarse del rigor histórico que nos rescata ese Madrid imperial que creció, junto al tío Paco, gracias a la grandeza competitiva de Di Stéfano (“la correa de transmisión”, como lo define genialmente el autor de la obra) y a la gestión monumental, visionaria y certera de Santiago Bernabéu y Raimundo Saporta. Gento Real es más que un libro. Es el mismo Real Madrid...

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