El tenis sigue sin Nadal
Hay una imagen de la Laver Cup que forma parte de la historia del deporte desde 2022. En ella se ve a dos tenistas de leyenda, Roger Federer y Rafa Nadal, rivales de época y amigos de corazón, llorar a mares. El suizo eligió aquella quinta edición del torneo que él mismo organiza para poner el broche a su laureada carrera. Para su adiós se rodeó de algunos de sus principales oponentes en la pista, especialmente de Rafa, ese fogoso español que zarandeó su imperio, que discutió su supremacía, que le batió en su jardín… El anuncio de la participación de Nadal en el certamen de este año hizo pensar que se pudiera repetir algún momento similar, esta vez con el balear en el centro de la despedida. No será así. Nadal se ha borrado del desafío una semana antes, aunque su sombra, inevitablemente, revolotea por la cancha de Berlín. El ganador de 22 títulos de Grand Slam anda en casa, según sus palabras, “disfrutando de otras cosas” y “entrenando a diario”. Nadie sabe qué significa eso.
En teoría, la temporada 2024 iba a ser la última en activo. Esa es la intención que comunicó el año pasado en aquella famosa rueda de prensa. Sus últimos raquetazos oficiales los ha dado en los Juegos Olímpicos de París. A partir de ahí, su calendario se limitaba a esta Laver, ahora suprimida del programa. Garbiñe Muguruza le invita a retirarse: “Vete a casa, coge el barco, vete a Mallorca”. Federer se encoge de hombros: “Es duro para mí hacer cualquier tipo de predicción”. Mientras que David Ferrer y Carlos Alcaraz le abren las puertas de las Finales de la Copa Davis en Málaga, del 19 al 24 de noviembre. Quizá podría irse ahí, en plena lucha por una Ensaladera que conquistó cinco veces. O quizá podría seguir un curso más, porque este año se negó a despedirse de algunos torneos, como de su icónico Roland Garros. Solo Nadal sabe qué va a ocurrir. O ni siquiera él.
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