El Real Madrid conquista EE UU

De todos es conocido que Estados Unidos es un país gigantesco, un continente de costa a costa, donde el personal se desvive por la NFL (fútbol americano), la NBA (a los míticos Celtics se dirige nuestro Hugo González) o el béisbol (¡let’s go Dodgers!). El fútbol, el soccer, se abre paso como puede gracias a la amplia comunidad latinoamericana existente en el país, que está logrando que poco a poco empiecen a aceptar los partidos de este bendito deporte como parte de su paisaje...

Y en esta labor de creciente evangelización instructiva, el Real Madrid se lleva la mayor parte de los afectos. El 80% de los futboleros confesos de EE UU son madridistas. Salta a la vista. En este Mundial de Clubes que está, como la Luna, en fase creciente, contemplamos cómo el PSG, el City, el Chelsea o el Bayern copan un porcentaje mínimo del graderío. Aquí sólo han arrastrado miles de adeptos los argentinos (de River y Boca hasta que fueron eliminados, pero la mayoría desplazados desde la propia Argentina), lo mismo que la torcida de los cuatro equipos brasileños supervivientes (Botafogo, Palmeiras, Flamengo y Fluminense). Viajan en tropel y se funden la nómina...

Pero lo del Madrid es un fenómeno sociológico. Los partidos de la tropa de Xabi Alonso nos permiten ver los estadios casi abarrotados de camisetas y bufandas blancas. Y casi todos son residentes en territorio USA. Desde España han viajado apenas unas decenas de aficionados. En el país de las barras y estrellas los fieles al soccer son del Madrid. Hay una veintena de peñas por todo el país y veneran a los blancos con una fe casi religiosa. La peña de Los Ángeles, con Stewart Wolfenson al frente, reúne en su sede social a más de 500 fans en los grandes días. La peña Miami Blanco, donde los de Xabi han permanecido desde el inicio y seguirán hasta el cruce del martes contra la Juventus, ídem de ídem.

En el debut ante el Al Hilal se dieron cita en el Hard Rock de Miami 62.415 fans. El pasado domingo, ante el Pachuca, en Charlotte, acudieron 70.248, y en la madrugada del viernes, en Filadelfia, 64.811 fieles a la causa. Casi todos, vikingos de bandera.

Es lógico. Aquí no sólo hay un gran seguimiento de nuestra Liga, sino de la Champions, la competición fetiche para los que se incorporan a la aventura del soccer. Desde 2014, el Madrid ha levantado seis Orejonas, dejando a años luz a Liverpool, Chelsea, Barça, Bayern, City y PSG, todos con una y gracias. Y no olvidemos el 2-8 del Bayern al Barça, con Messi en el campo, que redujo aquí el grupo de adeptos a la causa culé...

En el Lincoln Financial Field de Filadelfia se confirmaron las poderosas y justificadas razones por las que en EE UU está de moda ir con los de la white shirt. Vinicius enloqueció al personal con su golazo en el 1-0 (pase mágico de Jude, amago con rotura de cintura incluida y zurdazo celestial a la red) y la pisada gutiesca en el 2-0, que permitió al capitán Valverde sacar de nuevo su fusil para demostrar que el uruguayo batirá esta temporada su registro de goles. Los “¡oooooh!” de la grada también llegaron con el trabajo incansable de Bellingham (¡qué duro va a ser estar tres meses sin el lord inglés!), los pases ‘rompelíneas’ de Huijsen, las galopadas enloquecidas, con Antonio no pueden ser de otra forma, de Rüdiger, con el crecimiento de Trent, por la derecha, y mi paisano Fran García, por la izquierda, con los pases medidos y comedidos de Güler... y con el poderío devastador arriba de ese ciclón de Valdebebas llamado Gonzalo García.

Su golazo rauliano el día que el gran capitán cumple 48 años fue un homenaje al eterno 7. Esa vaselina sutil y picadita en el 3-0 al Salzburgo reivindica a este chico bendecido por los dioses del fútbol y del árbol genealógico, dado que su tía-abuela era la mítica Margarita Carmen Cansino (más conocida como Rita Hayworth) y su tío el torero Manuel Torres Cansino (ambos eran primos). Gonzalo tiene duende. Habemus ‘9’.

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