El Rayo, el amor más grande de todo un barrio

Vallecas es un verso libre. Ajeno a las normas establecidas. Un reducto del fútbol popular, que valora la lucha y la entrega de sus guerreros por encima de un resultado. Puede sonar utópico, incluso loco, pero basta con vivir un partido allí para darse cuenta de que la afición no va a ver ganar al Rayo, sino a animarlo. Que el barrio no pita, alienta. Para muestra, el corteo y el tifo inicial que rezaba: ‘En la bandera de la libertad, bordé el amor más grande de mi vida’. La de todos.

La de un Unai López, que cabeceó el 1-0 a pase de De Frutos. Los dos protagonistas también de aquel gol al Barça. La de Mumin, cuyo testarazo, en un córner botado por Isi, puso el 2-0. Y la del de Cieza, que puso el 3-3, después de que el Madrid hubiera remontado. La Franja terminó como empezó, con intensidad, las pulsaciones disparadas y la profunda certeza de que en Vallecas todo es posible. Hasta tutear a los grandes.

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